La preeclampsia es una complicación del embarazo que puede tener consecuencias graves tanto para la madre como para el bebé si no se diagnostica y trata a tiempo.
Es una condición que afecta aproximadamente al 5-10% de los embarazos en el mundo y se caracteriza principalmente por la hipertensión arterial y la presencia de proteínas en la orina después de la semana 20 de gestación.
En este artículo, te explicamos todo lo que debes saber sobre la preeclampsia, desde sus causas y síntomas hasta las medidas de prevención y tratamiento.
¿Qué es la preeclampsia?
La preeclampsia es un trastorno del embarazo que se desarrolla generalmente después de la semana 20 de gestación y se caracteriza por un aumento de la presión arterial y la presencia de proteínas en la orina (proteinuria).
Esta condición puede afectar múltiples órganos, incluidos el hígado, los riñones y el sistema nervioso, y puede tener graves consecuencias si no se maneja adecuadamente.
Según la Organización Mundial de la Salud la preeclampsia es una de las principales causas de mortalidad materna y perinatal en todo el mundo, lo que subraya la importancia de su detección y tratamiento tempranos.
Causas de la preeclampsia
Aunque las causas exactas de la preeclampsia no se conocen completamente, se han identificado varios factores de riesgo que pueden contribuir a su desarrollo:
- Factores genéticos: Se cree que la preeclampsia tiene una fuerte predisposición genética. Si hay antecedentes familiares de preeclampsia, el riesgo de desarrollarla es mayor.
- Problemas con la placenta: La disfunción placentaria es una de las principales teorías sobre la causa de la preeclampsia. Se cree que los vasos sanguíneos de la placenta no se desarrollan o funcionan correctamente, lo que lleva a un suministro insuficiente de sangre al feto.
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- Factores de riesgo maternos: Mujeres con hipertensión crónica, diabetes, enfermedades renales o trastornos autoinmunes tienen un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia.
Además, los embarazos múltiples, el primer embarazo, la obesidad y el embarazo en edades extremas (muy jóvenes o mayores de 35 años) también son factores de riesgo.
- Factores ambientales: El estrés, la mala alimentación y la falta de acceso a atención prenatal de calidad también pueden contribuir al desarrollo de la preeclampsia.
Síntomas de la preeclampsia
Reconocer los síntomas de la preeclampsia es crucial para un diagnóstico temprano y un tratamiento efectivo. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Hipertensión arterial: Un aumento de la presión arterial por encima de 140/90 mm Hg es uno de los principales signos de preeclampsia. La hipertensión debe ser monitorizada regularmente durante el embarazo.
- Proteinuria: La presencia de proteínas en la orina es un indicador clave de preeclampsia. Esto se detecta a través de análisis de orina durante las visitas prenatales.
- Hinchazón excesiva: Aunque un ligero edema es común en el embarazo, la hinchazón excesiva, especialmente en las manos y la cara, puede ser un signo de preeclampsia.
- Dolores de cabeza severos: Dolores de cabeza intensos y persistentes, que no se alivian con analgésicos comunes, pueden ser un síntoma de preeclampsia.
- Cambios en la visión: Visión borrosa, destellos de luz o pérdida temporal de la visión pueden ocurrir en casos graves de preeclampsia.
- Dolor en la parte superior del abdomen: Dolor en la parte superior derecha del abdomen, debajo de las costillas, puede indicar problemas hepáticos asociados con la preeclampsia.
- Náuseas o vómitos: Náuseas y vómitos, especialmente en el segundo o tercer trimestre, pueden ser síntomas de preeclampsia.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la preeclampsia se basa en la monitorización regular de la presión arterial y la detección de proteínas en la orina.
Otros exámenes, como análisis de sangre, ecografías y pruebas de función hepática y renal, pueden ser necesarios para evaluar la gravedad de la afección y su impacto en la madre y el bebé.
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Tratamiento médico
El tratamiento de la preeclampsia depende de la gravedad de la afección y del tiempo de gestación. En casos leves, la preeclampsia puede ser manejada con reposo, cambios en la dieta y medicación antihipertensiva.
En casos más graves, puede ser necesario hospitalizar a la mujer o persona embarazada para un monitoreo más cercano.
Inducción del parto
Si la preeclampsia se desarrolla cerca del término (37 semanas o más), el profesional de la salud puede recomendar la inducción del parto para prevenir complicaciones.
En casos severos, puede ser necesario un parto prematuro.
Vigilancia fetal
Se puede realizar un monitoreo regular del crecimiento y bienestar del bebé mediante ecografías y pruebas de no estrés para asegurarse de que no esté sufriendo a causa de la preeclampsia.
Atención postparto
La preeclampsia puede continuar o desarrollarse después del parto, por lo que es esencial seguir monitorizando la presión arterial y los síntomas durante el período postparto.
Prevención de la preeclampsia
Aunque no siempre es posible prevenirla, existen medidas que pueden reducir el riesgo:
- Atención prenatal regular: Asistir a todas las visitas prenatales es crucial para la detección temprana de cualquier problema de salud, incluida la preeclampsia.
- Dieta saludable: Mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y granos integrales puede ayudar a controlar el peso y la presión arterial.
- Control del peso: Mantener un peso saludable antes y durante el embarazo puede reducir el riesgo de desarrollar esta condición.
- Ejercicio regular: Realizar ejercicio moderado con regularidad ayuda a mejorar la circulación y controlar la presión arterial.
La preeclampsia es una complicación seria del embarazo que requiere atención médica inmediata.
Reconocer los síntomas, asistir a las consultas prenatales y seguir las recomendaciones médicas son pasos cruciales para garantizar un embarazo saludable tanto para la madre como para el bebé.
Si tienes alguna preocupación sobre la ésta o cualquier otra condición relacionada con tu embarazo, no dudes en consultar a un profesional de la salud.
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